- Aspiración regular: Aspire suavemente sin usar el cepillo giratorio para evitar dañar las fibras. Se recomienda hacerlo dos o tres veces por semana, especialmente en zonas de mucho tránsito.
- Evite las manchas: Limpie cualquier derrame de líquido inmediatamente absorbiéndolo con un paño seco. No frote para evitar que la mancha se fije.
- Limpieza profunda: Una vez al año, haga limpiar su alfombra por un profesional especializado en alfombras de lana.
- Ventilación y sacudida: Sacuda su alfombra al aire libre de vez en cuando para eliminar el polvo y la suciedad acumulados en su interior.
- Evite la humedad: La lana es sensible a la humedad, así que nunca deje su alfombra mojada durante largos periodos de tiempo.