Las intrincadas curvas de los candelabros Jao dibujan rizos limpios en las mesas navideñas.
El pequeño extra de este candelabro es su versatilidad: dos pueden colocarse uno frente al otro, o ligeramente desplazados, para crear un camino de mesa brillante o, más sobriamente, decorar una estantería.
Cada candelabro está hecho a mano: se forja, se martilla y luego se suelda, y esto es lo que le da ese je-ne-sais-quoi inimitable, esa forma viva que sólo le pertenece a él.
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